Crianza sin gritos

Crianza sin gritos: El camino hacia una educación respetuosa

La crianza sin gritos en ocasiones puede parecer imposible de conseguir y es que la crianza de los hijxs es un viaje gratificante pero a la vez muy desafiante que requiere que tengamos un conocimiento propio de nuestras emociones y de las causas que desencadenan nuestros actos . Si bien es común que los padres recurramos a los gritos cuando se enfrentamos a determinados comportamientos o frustraciones de nuestrxs hijxs, es importante saber que hay otras opciones que priorizan con las emociones y fomentan interacciones positivas y respetuosas.

Al desarrollar una crianza consciente y por ende una crianza sin gritos, los padres podemos crear un entorno amable y humano que fomente un desarrollo emocional saludable y fortalezca el vínculo entre padres e hijxs. En este artículo vamos a reconocer los beneficios de la crianza sin gritos y te voy a ofrecer opciones prácticas para promover la cooperación y el entendimiento mutuo.

Crianza sin gritos

Comprender el impacto de gritar:

Gritar puede parecer una solución rápida para controlar el “mal comportamiento”, pero puede tener consecuencias negativas y significativas en el bienestar emocional y en el desarrollo general nuestrxs niñxs. Las investigaciones muestran que la exposición repetida a los gritos puede provocar un aumento de la ansiedad, una baja autoestima y un comportamiento agresivo en los niñxs. Al evitar los gritos, los padres podemos crear un ambiente más pacífico y amoroso en el hogar, sentando las bases para una comunicación sana y una regulación emocional.

Comunicación efectiva y honesta:

La comunicación efectiva y honesta es clave para una crianza exitosa sin gritar. Aquí te dejo opciones para promover una comunicación abierta y respetuosa con tu hijx:

  1. Escucha activa: tomar el tiempo que necesitemos para escuchar activamente los pensamientos y sentimientos de nuestrx hijx. Esto ayuda a sentirse valoradx, comprendidx y aceptadx. Nos podemos mirar a los ojos, estar a la misma altura y hacer preguntas para saber que estamos comprendiendo lo que nos están diciendo.
  2. Usar un diálogo desde “yo”: cuando expresamos nuestras preocupaciones o sentimientos, es importante hablar desde nosotrxs mismxs. Podemos usar frases con “yo” en lugar de culpar o criticar. Por ejemplo, podemos decir “me siento molestx cuando los juguetes se dejan tirados por el suelo” en lugar de “¡Siempre que juegas lo dejas todo tirado!”.

Acuerdos, valores y resolución de problemas:

Para poder tener una convivencia sana donde todos formemos parte y se nos tenga en cuenta, podemos desarrollar:

  1. Resolución colaborativa de problemas: Podemos involucrar a nuestrxs hijxs en los procesos de toma de decisiones y resolución de problemas. Los podemos animar a encontrar soluciones y a ver las consecuencias de sus acciones. Con ello ayudamos a los niñxs a desarrollar habilidades para resolver problemas y ver qué opciones tenemos.
  2. Acuerdos: Es importante llegar a acuerdos sobre las cosas en las que tengamos diferentes puntos de vista, teniendo en cuenta las necesidades y las emociones que nos crean en nosotrxs.
  3. Valores: Es más sencillo y engloba más situaciones si hablamos entre todxs sobre los valores desde los cuales nos desarrollamos. Por ejemplo, si un valor nuestro es el respeto, no entra en juego ni los gritos, ni los insultos, ni ninguna otra forma de relación en la que no se tenga en cuenta al otro.

Regulación Emocional y Autocuidado:

La crianza sin gritos requiere una regulación emocional por parte de los padres. Cuidar de nuestrx propio bienestar emocional es esencial para mantener una actitud calmada y paciente. Podemos tener en cuenta las siguientes prácticas de cuidado personal:

  1. Técnicas de atención plena y relajación: Podemos participar en actividades que nos ayuden a relajarnos y reducir el estrés, como la meditación, los ejercicios de respiración profunda o la búsqueda de pasatiempos que disfrute.
  2. Buscar apoyo: Es muy importante tener una tribu o red de apoyo conectándonos con otros padres, uniéndonos a grupos de padres y madres afines a nosotros o bien buscando orientación profesional cuando sea necesario. Compartir nuestras experiencias y aprender de otros nos puede proporcionar valiosos conocimientos y aliento.

Ser padres sin gritar es una elección consciente para priorizar el respeto, la comunicación positiva y el bienestar emocional dentro de nuestra familia. Al comprender el impacto de gritar, adoptar opciones de comunicación efectivas y honestas, establecer acuerdos, valores y compartir la resolución de problemas, practicar la regulación emocional y el autocuidado, los padres podemos crear un ambiente de amor y apoyo para que sus hijxs se desarrollen en un entorno amable y humano. Tenemos que recordar que el objetivo es guiar y enseñar, no infundir miedo o control. Al elegir la crianza consciente, los padres podemos construir una relación sólida y de confianza con nuestrxs hijxs que durará toda la vida.

Deja una respuesta